Uno
 sabe que el amor es sinónimo de mucho, o de todo, uno es capaz de hacer
 cualquier cosa por amor, hasta escribir poesías sin ser uno un letrado,
 uno puede reirse por dentro así íntimamente de todo, o por fuera a 
carcajadas o simplemente esbozar una sonrisa ganada, casi anónima, uno 
puede sentirse realmente feliz, también uno puede saber que llegó el 
momento de ser un poquitito mas hombre, mas maduro y deja que las cosas 
pasen, inexorablemente pasen, pero también uno, con todo ese tiempo a 
cuestas, nunca aprende a llorar para desprenderse de esos recuerdos de 
aquellos mismos tiempos que se asoman justamente ahora por encima de los
 propios hombros y a veces uno necesita gritarlos, arrojarlos lejos para
 que alguien los encuentre, los proteja y atesore. Aquellos terrenos de 
tierra y montecitos, ¿cuando fue que fuimos con el ale y el may a marcar
 la canchita que ya tenía forma de casi nada? y sin embargo con unos 
simples palos de escobas fuimos capaces de hacer los arcos y empezar a 
darle forma de "estadio". Si, íbamos con la madre de ellos dos, aunque 
yo le decía la madre del may, no se, tal vez porque el may jugaba de 5 y
 yo de 2 o de arquero y el ale de 9, mas lejos o el may estaba mas cerca
 porque tenía mi misma edad o porque era fuerte y habilidoso y yo lo 
miraba y trataba de hacer lo mismo sin imitarlo o porque jugábamos a las
 cabezas en la vereda por la calle iriondo, creo que éramos parecidos 
aún siendo tan distintos. Esa tierra era tierra de nadie, quien pudiera 
saber quien era el dueño de todo eso?, al fin y al cabo cada vez que 
íbamos siempre había otros ya jugando, había que ir temprano y hacerse 
"dueños". Así creo que empezamos a tener conciencia de lo que era 
nuestra propiedad, salir de casa bien pasado el medio día, a la una, una
 y media de la tarde, el sol siempre fuerte, cruzaba la calle urquiza y 
pasaba a buscarlos a los dos hermanos que estaban ya poniéndose las 
medias de futbol, a veces aún acostados, pensar que yo a las ocho de la 
mañana me levantaba ya pensando en el partido, y cuando llovía, uy 
cuando llovía me amargaba porque sabía que si no salía el sol fuerte 
sería imposible que se secara tanta tierra para poder jugar, esto 
perduró año tras año, cada domingo a la mañana me levantaba bien 
temprano y si llovía... si llovía maldecía y muchas veces íbamos igual a
 jugar abajo del barro, si abajo... como decíamos. Ibámos juntos al club
 y si había otros ya con una pelota partíamos para atrás de minetti y si
 no había pelota debíamos juntar monedas, lo que sea e ir a la estación 
de ómnibus mariano moreno a comprar una "gamuzada" que eran mas baratas y
 el negocio siempre estaba abierto, al medio día o si fuese domingo, no 
había ni horarios ni días, los límites en verano se extendían, no había 
escuela y eso nos daba las 24 horas para nosotros, tampoco había 
violencia, bueno al menos todo era tan distinto... Maqueco al arco 
porque tenía pies planos entonces yo iba arriba de defensor con el may 
que fue el inventor del carrilero porque iba y venía y también hacía 
goles, el rola al medio y el ale arriba... esa era la base porque 
después se agregaban otros chicos del barrio, el zurdo deballeu, 
gerardo, culito que tenía tres hermanas y a todas les decíamos el mismo 
apodo que a él, el hermano del rola que tiraba piedras tan lejos con una
 puntería fenomenal, imbatible, y siempre nos la agarrábamos con la 
lamparita del galpón amarillo, yo creo que después de un tiempo ya "los 
tipos" no la cambiaban, claro para nosotros los tipos eran extraños, 
eran tipos, ¿qué sabíamos nosotros de trabajar y esas cosas de grandes?,
 nos imaginábamos que dentro de ese galpón habría cosas de grandes y 
esos tipos no eran como nuestros padres, usaban una remera blanca y unos
 pantalones de lona verde y una especie de gorra con una tela que seguía
 por la nuca así como las gorras de la legión extranjera de la revista 
fantasía que solíamos leer. Cierta vez no se si fue a mi o a uno de mis 
hermanos se nos ocurrió juntar las revistas de mis viejos y de mis tíos 
que vivían en la casa de abajo, nosotros vivíamos en la planta alta y 
ellos abajo y las dos casas estaban unidas por una escalera interna con 
un altillo en el medio, allí había un montonazo de revistas "vosotras", 
"para ti", "fantasía", "d'artagnan" y también revistas nuestras del 
"pato donald" y de superheroes como "súperman", "batman" y de ese tipo, 
entonces las juntamos, las pusimos adentro de un cajón de manzanas y nos
 pusimos a venderlas sobre calle urquiza, a los pocos días todos los 
chicos hacían lo mismo en las puertas de sus respectivas casas y así 
nació "el canje", yo como era algo así como mas impetuoso para los 
negocios cuando vi la competencia me propuse tostar, salar y vender 
semillitas de girasol, fue una buena idea y con ese dinero que ganaba 
tenía para ir al cine, recuerdo el cine "el nilo" allí daban películas 
prohibidas para menores pero decían que dejaban entrar a los mismos así 
que para allí enfilábamos todos en barra. "La barra"... ay "la barra", 
el gringuito murió, hace años, mas o menos cuando murió mi hermano el 
dany, él era un poco mas chico que yo, creo, vivía al lado del maqueco, 
me dijo mi viejo que murió. Recuerdo una tarde en la canchita de la 
parada castellanos, ah porque con el tiempo solíamos ir a varios 
lugares, a la canchita de la parada castellanos le decíamos la estatua 
porque alguna vez cierta gente habilitó un monumento no se si de perón o
 eva perón casi en el medio de la cancha y plantaron pinos y otras 
plantas que se venían grandes, con los pinos hicimos un arco y con las 
otras plantas bueno algunas las fuimos arrancando y las que quedaron no 
había otra que esquivarlas como si fuesen gordos defensores, aquella 
tarde entre tres pinos se la pisé al gringuito, la doble chicle que 
ahora los que saben le dicen ruleta y lo pasé con tunel y seguí y no se 
si fue gol o no pero esa doble chicle no me la olvido más, después la 
haría a cada rato con resultados variados entre buenas y malas. Atajaba 
el pato, qué arquero el pato... Se que estuvo preso, no se donde, volvió
 de grande a la canchita y le pegó una trompada a uno y yo dije se nota 
que estuvo preso, digo por el golpe, yo no sabía pegar así, no se no me 
hubiese animado a pegar de esa manera, ¿será la maldad que le daba la 
pobreza?, no se, porque pobre había sido siempre o porque había estado 
preso, si sería eso, la cana... Creo que en ese mismo partido jugábamos 
contra otros que ni se de donde habían salido, si porque esos contrarios
 no venían a jugar ellos salían de algún sitio, bueno teníamos un corner
 a favor y ya oscurecía y estábamos empatados, el rola va y patea el 
corner y yo como siempre fui alto había ido a cabecear y corrí por el 
callejón del 9 pero me pasé de largo así que no me quedó otra que 
tirarme de palomita y con el taco ensayar una pirueta como una chilena 
inversa y no va que le pego y la pelota va al arco algo alta pero bien 
al medio del arco, un golazo, claro estaba ya oscuro y nadie sabía si 
había sido alto o no, los palos eran un arbusto y del otro lado poníamos
 un bollo de ropa, la pelota había pasado bien por el medio pero para el
 arquero había sido alta y después de discutir un rato se cobró saque de
 meta pero estaba ya tan oscuro que así terminó el partido: empate, el 
mejor gol de mi vida y no fue cobrado porque era alta... Así empezó a 
crecer en mi una pequeña semilla de indignación que me seguiría por el 
resto de mi vida hasta hacerse árbol, sin embargo la decisión allí se 
discutía pero así quedaba, si la pelota pasaba por encima de la ropa o 
por encima del inexistente travesaño era saque de meta y punto, uno 
confiaba en el honor del otro y en esa línea imaginaria que nadie veía 
pero todos sabíamos que existía y marcaba la trayectoria de la pelota, 
se suponía que éramos todos honorables así fuesen gente de otro lado. El
 gringuito, si lo tuviera ahora cerca, si volviera de allá de no se 
donde qué ruleta le haría, capaz que ahora me la saque si ya se la hice 
aquella vez, ahora no podría, seguramente no podría...
 
 
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