"Tanta 
gente creyente, tantas plegarias, pedirle a alguien a quien aún nadie 
conoce que sane la carne y el espíritu de tantos y tantos pecadores y 
los perdone de algo que jamás hicieron... Una fuerza electromagnética 
que supera casi todas las barreras y llega al infinito y tan solo en la 
corteza cerebral la materia se transforma en conciencia y la conciencia 
supera la vida y se hace eterna y perdona."
_ 
¿Dios?, ¿qué sabes tu de Dios? ¿o crees en una entidad omnipotente que 
todo lo sabe y todo lo cura o que por el simple hecho de comer del árbol
 del conocimiento nos castiga a ser simplemente humanos mortales?. ¿Te 
parece que yo puedo hacer eso?
_ No, no
 conozco tanto, yo no creo, tú no harías jamás eso, tu mi Dios eres 
bueno, eres un buen hombre y un buen sabio pero como me dijiste aquella 
vez cuando nos conocimos tu eres artista, el arte y el amor están en tu 
cerebro. Yo lo siento dentro mío y en eso creo, las imágenes surgen como
 un haz de luz, Tú estás corrigiendo esos errores y allí afuera los 
vigilantes no permitirán que eso ocurra.
_ Tus 
vigilantes son simplemente ángeles, ángeles sin masa, solo etéreos, 
energía pura y vienen por todo, no toda la vida en el universo tiene 
nuestra misma forma ni usa nuestros mismos métodos.
_ Te harán daño, quieren matarte.
_ Tendrán un problema con eso. (Soledad salía del cuarto de las nenas). Tú solo dime a quien hay que matar...
_ A mi marido. 
_ Entonces tendrá su bala en la cabeza “El que venciere heredará todas las cosas…”.
_ No 
quiero discusiones aquí delante de las nenas, nadie matará a nadie, 
recuerden que tenemos un motivo, la tierra ya no es un lugar seguro.
Marta 
miró hacia la sala con las tres ventanas en forma de medio hexágono. El 
jeep acababa de pasar la tranquera y un "seguridad" daba la voz de 
alarma, El Artesano tenía sus propios ángeles. 
Armando 
llegó a la casa y bajó del jeep, enseguida fue rodeado por tres 
custodios, El Artesano salió de la casa y bajando los tres escalones de 
acceso hizo una seña como diciendo "está todo bien", Armando era bien 
conocido por todos ya que hacía mucho tiempo que sabía llevar y traer a 
Marta y todos sabían que Marta le era infiel y tal vez eso era lo que 
más le dolía a Armando: saberse un cornudo muy a pesar de que alguna vez
 había sido parte importante de todo este proyecto, él ahora era solo un
 simple conserje, un cuasi desconocido.
_ ¿Vienes por Marta?
_ Vengo a matarte... (El Artesano vio sus ojos rojos llenos de sangre de ira, se acercó a un custodio y le pidió la pistola Smith & Wesson 9 mm que tenía en la cintura).
_ 
Aquí tienes (cargó y le dió la pistola a Armando que lo miraba 
desorientado), pués termina con todos tus asuntos, quita el pecado del 
mundo... yo te perdono.
Armando
 llevó el dedo al gatillo, levantó el arma y le apuntó a la cabeza, 
Soledad desde la puerta con su fusil 7.62 esperaba un micro segundo que 
moviera ínfimamente el dedo índice para volarle la tapa de los sesos, se
 dijo a si misma: _ yo no te perdono. Marta a su lado esperaba solo que 
los acontecimientos transcurran sabiendo de ante mano el final de los 
mismos. Los seguridad esperaban una orden que nunca llegaba y todos y 
absolutamente todos los que allí estaban simplemente esperaban un 
impulso eléctrico en el microchip que llevaba Armando incorporado a su 
cerebro. 
 
 
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