miércoles, 26 de diciembre de 2012

El Artesano - cuento/novela - capítulo 14

"Tanta gente creyente, tantas plegarias, pedirle a alguien a quien aún nadie conoce que sane la carne y el espíritu de tantos y tantos pecadores y los perdone de algo que jamás hicieron... Una fuerza electromagnética que supera casi todas las barreras y llega al infinito y tan solo en la corteza cerebral la materia se transforma en conciencia y la conciencia supera la vida y se hace eterna y perdona."
_ ¿Dios?, ¿qué sabes tu de Dios? ¿o crees en una entidad omnipotente que todo lo sabe y todo lo cura o que por el simple hecho de comer del árbol del conocimiento nos castiga a ser simplemente humanos mortales?. ¿Te parece que yo puedo hacer eso?
_ No, no conozco tanto, yo no creo, tú no harías jamás eso, tu mi Dios eres bueno, eres un buen hombre y un buen sabio pero como me dijiste aquella vez cuando nos conocimos tu eres artista, el arte y el amor están en tu cerebro. Yo lo siento dentro mío y en eso creo, las imágenes surgen como un haz de luz, Tú estás corrigiendo esos errores y allí afuera los vigilantes no permitirán que eso ocurra.
_ Tus vigilantes son simplemente ángeles, ángeles sin masa, solo etéreos, energía pura y vienen por todo, no toda la vida en el universo tiene nuestra misma forma ni usa nuestros mismos métodos.
_ Te harán daño, quieren matarte.
_ Tendrán un problema con eso. (Soledad salía del cuarto de las nenas). Tú solo dime a quien hay que matar...
_ A mi marido. 
_ Entonces tendrá su bala en la cabeza “El que venciere heredará todas las cosas…”.
_ No quiero discusiones aquí delante de las nenas, nadie matará a nadie, recuerden que tenemos un motivo, la tierra ya no es un lugar seguro.
Marta miró hacia la sala con las tres ventanas en forma de medio hexágono. El jeep acababa de pasar la tranquera y un "seguridad" daba la voz de alarma, El Artesano tenía sus propios ángeles. 
Armando llegó a la casa y bajó del jeep, enseguida fue rodeado por tres custodios, El Artesano salió de la casa y bajando los tres escalones de acceso hizo una seña como diciendo "está todo bien", Armando era bien conocido por todos ya que hacía mucho tiempo que sabía llevar y traer a Marta y todos sabían que Marta le era infiel y tal vez eso era lo que más le dolía a Armando: saberse un cornudo muy a pesar de que alguna vez había sido parte importante de todo este proyecto, él ahora era solo un simple conserje, un cuasi desconocido.
_ ¿Vienes por Marta?
_ Vengo a matarte... (El Artesano vio sus ojos rojos llenos de sangre de ira, se acercó a un custodio y le pidió la pistola Smith & Wesson 9 mm que tenía en la cintura).
_ Aquí tienes (cargó y le dió la pistola a Armando que lo miraba desorientado), pués termina con todos tus asuntos, quita el pecado del mundo... yo te perdono.
Armando llevó el dedo al gatillo, levantó el arma y le apuntó a la cabeza, Soledad desde la puerta con su fusil 7.62 esperaba un micro segundo que moviera ínfimamente el dedo índice para volarle la tapa de los sesos, se dijo a si misma: _ yo no te perdono. Marta a su lado esperaba solo que los acontecimientos transcurran sabiendo de ante mano el final de los mismos. Los seguridad esperaban una orden que nunca llegaba y todos y absolutamente todos los que allí estaban simplemente esperaban un impulso eléctrico en el microchip que llevaba Armando incorporado a su cerebro. 

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