miércoles, 19 de diciembre de 2012

El Artesano (cuento/novela) - capítulo 11

El Artesano - capítulo 11
Soledad sintió un escalofrío recorrer toda su espalda,  el frío iba desde las vértebras cervicales por la médula ósea hasta las últimas vértebras lumbares, se despertó y lo miró con un dejo de cariño, recordó aquella promesa de protegerlo hasta perder su propia vida, un juramento de sangre, así trabajaban los grupos seculares, casi nadie conocía al otro pero ella supo desde aquel momento en Taninga que Él era el elegido. Se levantó sin dejar de mirarlo, él dormía, tal vez estuviese soñando, ella quería que él soñara con ella, ella soñaba con él y se acercó hasta su lado, traía su bolso verde militar, lo apoyó en el suelo y sacó su fusil 7.62 que utilizaban los paracaidistas, lo cargó y lo pasó a automático, apoyó la palma de su mano izquierda en la frente como si fuese una madre tomándole la fiebre a su hijo enfermo, se reclinó un poco y lo besó, se sentó en sus rodillas, puso la cabeza en su cuello y se acurrucó a su cuerpo, él la abrazó instintivamente y ella abrazó el "fal para", ambos se sintieron por primera vez protegidos.
Pasaron horas, él despertó y la sintió tan cerca, tan suave, y a pesar del fuerte armamento "tan frágil", había gente que no merecía morir, había gente que merecía tener una larga vida... Tuvo esa imagen clonada, perdurar en el tiempo, INMORTAL, ¿podría él amar a una imagen idéntica tal cual a otra?, él sabía que la raza humana había sobrevivido a 5 catástrofes de magnitudes planetarias y que solo el haberse dispersado por toda la tierra le había dado a la humanidad la probabilidad cierta de la resurrección desde las casi cenizas del exterminio... Supo que el "motivo" era ESE: mantener la raza humana VIVA. La miró a los ojos y deseó amarla, "la razón" era amarla por su propio "motivo". Ella abrió los ojos y se adhirió aún mas a su cuerpo, él sintió su boca en su cuello y una voz suave que le decía "tengo miedo".

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