lunes, 17 de diciembre de 2012

El Artesano (cuento) - capítulo 10

El Artesano (capítulo 10)

“La vida de las estrellas” dijo Soledad, la vida de las estrellas... Ambos conocían todo acerca de Carl Sagan pero nada de Alfonso así que pasaron a la carpeta 2 pero estaba vacía, buscaron archivos ocultos y nada, luego la carpeta 3 y apareció otro video, esta vez Alfonso mucho mas joven, tal vez 5 o 7 años antes decía: “Si usted llegó hasta aquí es porque yo no estoy mas al mando”, parecían cortos o ediciones como si uno quisiera preparar un documental o algo así y no hubiese tenido tiempo de hacerlo, como si el autor hubiese guardado partes que le interesaba retener. Siguieron abriendo carpetas y había filmaciones en las cuevas de El Cóndor, cuando encontraron al “chico de las estrellas” y algunas momias más, también había filmaciones realizadas en Perú, Guatemala, México, Egipto y hasta en Japón, en los videos donde aparecía Alfonso la filmación se había realizado en lo que parecía una casa de campo, el escritorio era el mismo en el que estaban ellos sentados pero detrás había tres ventanas con cortinados blancos en una pared que eran 3 o sea simplemente que formaba medio hexágono, detrás se podía ver el césped bien cortado, árboles y algunos chicos correteando, (tal vez fueran sus hijos, pensaron ambos).
_ Subamos a buscar las pizzas.
Soledad tomó su bolso verde militar, no dejaría que subiera solo y tampoco iría desarmada. Arriba todo seguía como antes, los dos hombres armados en el pasillo, uno se adelantó y los llevó al primer salón, sobre el mostrador había dos cajas y varias botellas de coca cola de litro y medio. Bajaron y se limitaron a comer. Ambos callados… En algún momento alguno de los dos dijo “Sigamos”, encontraron muchos videos de operaciones de cerebros donde se explicaban técnicas y procesos… en uno en particular aparecía Alfonso explicando una vieja técnica para el “tratamiento” de un aneurisma y hablaba sobre una sonda y una cámara de video, se llegaba por una arteria hasta el aneurisma y se dejaba un resortito de platino como una funda y luego el organismo re absorbía los capilares que al quedarse sin irrigación se secaban por completo… Una vieja técnica que se había iniciado justamente en Córdoba hacía ya unos 20 años atrás. Finalmente abrieron la carpeta número 333, el número no era un número cualquiera, en el video aparecía nuevamente el Alfonso joven, esta vez sin nadie en los jardines, se notaba en la voz que había estado bebiendo y las palabras se empastaban en su boca: _ Dr. Frankenstein… usted tenía razón, somos máquinas, benditas y fallidas máquinas imperfectas, moléculas complejas de lo mismo, hidrógeno que se funde para hacer helio, fusión, somos residuos de una estrella muerta, reacciones químicas, electricidad y electromagnetismo y centenas de errores genéticos… Chinos de mierda (hubo un lapso) Benditos Chinos (y enseguida rió a carcajadas), (luego miró fíjamente a la cámara y se quedó serio) “Ustedes dos, solo lo sabrán cuando el tiempo llegue y el tiempo llegó… lo que sigue es la operación “Taninga” donde le incorporamos a “Armando” un microchip que reemplaza a las neuronas dañadas por el hematoma, esto se vino haciendo con éxito en casos de Alzheimer y otras enfermedades degenerativas pero nunca al extremo que lo hemos llevado, un nanorobot se conecta con las neuronas sanas y permite interconectar al microchip, éste tiene la capacidad de copiar y reproducir órdenes y si se quiere se puede obtener un back up de toda la personalidad del individuo… Hewlett-Packard “nos dio” la primer molécula binaria, sin ello nada de esto sería posible. Ojalá viviera yo lo suficiente, podría llenar esta habitación con dinero y cambiárselo por la juventud de ustedes… Imaginen la clonación de un individuo y luego modificarle el cerebro reprogramándolo a imagen y semejanza del primero… al fin y al cabo somos solo eso: una máquina imperfecta… Dios nos libre de todo mal".
_ Dios. (Dijo Soledad) ¿Es posible todo esto?
_ Seguramente lo sea, “Armando” está allí: vivo.
_ Dios… Dios, Dioses…
_ Hay que encontrar esa casa de campo como sea.
El sonido de una llamada en el celular del Artesano los trajo a ambos nuevamente a la realidad. Era imposible, El artesano cogió su celular y quiso contestar pero la llamada ya figuraba perdida, era Alfonso.
04.00 am la inmortalidad era solo para algunos pocos, ellos dormirían algunas horas en los sillones.

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