miércoles, 11 de mayo de 2011

El camino largo (gatoconbotas)

He partido una tarde
en calma
sin lágrimas ni pañuelos,
si parecía hasta una fiesta.
Cuando el amor se iba
y la vida me devolvía
al eterno duelo.
Solo con tiempo
supe escuchar la voz
aquella que llega
desde muy adentro.
“cuanto la quise,
cuanto aún la quiero”,
¿Aún la quiero?
me dije, me digo…
siempre me diré,
y es extraño extrañar,
bajo la gorra
tantos recuerdos,
allá quedaron los hijos,
la casa,
los santos martirios,
allá quedaron los sueños muertos.
Más allá del bien o del mal
sangran aún,
si, sangran aún
aquellos tibios
fríos besos
y este azulado río
me devuelve al mar
con su aire
de tristes vientos.
La soledad me sopla al pasar,
oleadas, remordimiento,
la huella gris
que pinta todos mis versos.

El camino largo
hiere,
se abre paso
entre poema y poema
parte al monte
que se erige horizonte
de sombras y fracasos,
y la congoja
de amaneceres pálidos.
El camino largo
hiere,
marca cicatrices
en el alma
con sus pasos.
Antes fue silueta,
ojos agazapados,
y sin embargo
fue casi dulce su presencia
y fue llanto
de ojos de miel y canela
en la ausencia
de su regazo.
Esperanza en cada piedra,
esperanza en cada tramo,
esperanza, esperanza...
sueño trunco en la distancia:
recuperar lo jamás sembrado.

Si, el camino largo
hiere.

He visto morir una estrella,
se ha marchado su luz
y mi alma
ha quedado huérfana.
Divagan mis palabras,
balbucean,
sin sentido se vuelan
y se vuelven
como esas pequeñas
aves negras,
van y vienen,
se marchan,
desaparecen
por el mismo cielo
celeste y blanco
que tantas veces
las vio claudicar.
Le miento a mis ojos,
le muestro imágenes secretas,
espejismos rotos
de caras inciertas.
Espero al ángel bajar,
alguna vez,
jardines
alas que me la devuelvan.

La tristeza…
la tristeza me carcome la piel,
se impregna en cada poro,
y pienso en aquellas
pequeñas rubias cabelleras,
y entre tanta gente
me absorbo,
me siento solo,
evoco,
me derrumbo
ante tantos errores del pasado
y se que a veces
tuve a ese tan ansiado ángel
sentado en mí mesa.
Si, lo tuve.
No supe abrazarlo,
retenerlo o liberarlo
para la redención
de mis pecados
o para la liberación
de mis recuerdos malos.

El camino largo
hiere...
He partido una tarde
en calma
sin lágrimas ni pañuelos,
entre el empedrado
y el musgo del tiempo,
olvidado,
las historias se disuelven,
miles de pisadas
y solo,
solo una huella.
Se apagó el amor,
se fue su luz,
se murió mi última estrella.

”El destino es horizonte
y nuestras vidas fueron
siempre eternas paralelas.”

1 comentario:

  1. ..Inusualmente largo para lo que son tus poesias, aun asi, uno desea que no acabe, es tan humano todo lo que decis, tan pleno de vida y de amor y tambien de grises..El camino largo hiere, por eso mismo, porque en su largura nos hace vivir glorias y derrumbes, pero siempre nos da la mano para volver a levantarnos. Un abrazo, magnifico poeta.

    ResponderEliminar