"El artesano" - capítulo 12/2 - "La visión"
En los últimos meses
 las charlas entre Alfonso y el artesano se hicieron cada vez mas 
frecuentes y largas, Alfonso ya no podía concurrir al hospitalito de 
Alta Gracia y el artesano debía no solo hacerse cargo de las operaciones
 programadas sino también hacerse cargo de él ya que la enfermedad en 
los últimos meses había avanzado demasiado, su hígado estaba 
completamente tomado y eran necesarias hacer punsiones para extraer el 
líquido que se acumulaba lo que hacía que para Alfonso sea necesario 
trasladarse en una silla de ruedas que el artesano solía empujar y muy a
 pesar de su cansancio lo hacía con un cariño muy especial a sabiendas 
que en no muchos meses mas debía criar a Alfonso clonado. Siempre iban 
al "mirador" semiexagonal tan apreciado por Alfonso, cuando el tiempo 
era cálido o en las noches frescas solían salir al campo transformado en
 jardines a charlar bajo un cielo especialmente estrellado, 
fantásticamente estrellado como suele pasar en las noches a cielo 
abierto en Cordoba. Cierta noche el artesano agobiado por su trabajo se 
recostó en una reposera situada bajo un gran álamo plateado y mientras 
Alfonso daba una larga exposición se fue quedando dormido, Alfonso se 
dio cuenta de las presiones a las cuales estaba sometido este "Dios" y 
se levantó de su silla de ruedas y poco a poco fue llevándola, subió los
 tres escalones y entró a la casona, se sentó nuevamente y fue hacia su 
estudio semi exagonal, pensó que el seis era TAN importante y sin 
embargo para mirar el futuro él solo tenía la mitad de las ventanas, era
 tan necesario que algún otro mirara por él que llevó mas de 13500 años 
conseguirlo, se asomó, miró la hora y vió como Rubén dormía 
plácidamente, desde esa distancia podía ver como inflaba sus pulmones, 
el aire allí era libre y pensó en cuantas veces lo había acunado él 
mismo hasta que tuvo que dárselo a sus padres adoptivos en Rosario. 
Luego se invertiría toda esa sucesión y sería el artesano y Soledad 
quien lo acunarían a él mismo, lamentó tanto estar muriéndose y sin 
embargo solo dejó escapar una lágrima de sus ojos, la tomó entre sus 
dedos y pensó que la forma de la molécula de agua tenía la misma 
pendiente que la gran pirámide, miró el cielo tan espectacularmente azul
 con sus millones de fogatas, miró al artesano y se dijo a si mismo "Lo 
que es arriba es abajo y lo que es abajo es arriba, y tú lo serás".
Rubén estaba totalmente dormido sin 
embargo por su mente pasaban las mismas imágenes pensadas por Alfonso, 
soñaba con su familia mas reciente, su niñez, sus años felices e 
infelices, esa partecita de vida, entonces sintió una caricia suave, 
maternal, sintió un leve aroma a Heno de Pravia, el tibio calor de una 
manta cobijándolo en alguna de sus enfermedades de jovencito, sintió 
fiebre y el alivio de esa mano cándida de su madre, luego al instante 
como un fogonazo instantáneo aparecieron 4 seres de luz bajando, él 
mirando hacia el cielo y viendo como cada vez se hacían mas imponentes 
los 4 cuerpos celestiales, tenían cuerpo humano y rostro humano sin 
embargo tenían las alas y los pies descriptas en el libro de Ezequiel, 
los 4 lo rodearon, él quería incorporarse pero no podía sin embargo 
podía escuchar lo que entre ellos hablaban o al menos su mente lo sabía,
 supo que eran una cierta forma del espíritu, eran conciencia pura en un
 estado intermedio sin llegar a transformarse en materia viva, entonces 
uno se adelantó y extendió uno de sus brazos que estaban por debajo de 
las alas y sintió su voz de carbón encendido diciendo "hijo de hombre: 
tu eres", entonces supo acertadamente que un fuerte campo magnétido los 
rodeaba y que el espíritu de esos seres vivientes así viajaban desde su 
propio universo hasta nuestro universo de luz, y así debían utilizar 
nuestras propias leyes físicas para hacerlo, El artesano los miraba sin 
comprender totalmente el significado de lo que le transmitían pero 
quería prolongar la visión porque sabía que su observación haría luego 
posible el camino inverso y así nuestra conciencia debía poder elevarse 
al universo de ellos.
_ Hijo de hombre tu has comido lo que 
nosotros te dimos y sin embargo nos has fallado, tú, hijo de hombre has 
entrado en la casa de los rebeldes y has seguido su mismo camino, no le 
diste de comer las palabras que nosotros te dimos, hijo de hombre tu le 
has dado la esperanza de una vida eterna y nadie se eleva hasta el 
quinto cielo sin morir primero su cuerpo.
_ Bendita sea la gloria de Jehová!
_ Hijo de hombre solo serán inmortales aquellos a los que nosotros queremos que así lo sean!
_ Hemos discutido esto desde el 
principio de los tiempos y solo ustedes son dueños del tiempo, ustedes 
solo nos dan parte de la palabra y pasarán miles de años antes que 
nosotros mismos consigamos nuestro propio tiempo.
_ Hijo de hombre solo pasarán hambre y 
decepciones ya estipuladas desde el tiempo de las piedras, solo 
nosotros, las conciencias superiores, somos los que dictamos las leyes 
por los siglos de los siglos. No tendremos misericordia contigo, hijo de
 hombre tu rebeldía nos provoca enojo y serás no recordado por ninguno 
de los tuyos, Yo Jehová he hablado...
El artesano despertó y jamás olvidaría 
la palabra sagrada, el cielo se oscureció con nubarrones y la lluvia era
 inminente, un fuerte viento lo predecía, en el horizonte cercano una 
descarga eléctrica le iluminó el rostro, giró y descubrió a Alfonso que 
observaba de pié detrás de los tres ventanales en forma de medio 
exágono. El artesano asintió con la cabeza y Alfonso hizo el mismo 
gesto. La batalla con las conciencias llevaba miles y miles de años sin 
embargo el día estaba cercano. El artesano sintió nuevamente esa caricia
 cálida tan maternal y supo que ella estaba allí con él.
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario