Fruta madura
de aquel tiempo nuestro,
te fuiste volando con la dura
desde el cielo hasta el infierno.
Ángel y demonio caído
hoy supiste aterrizar
en las manos del mendigo
quien te supo desde lejos abrazar.
Hoy creo en ti esta palabra,
esta voz, un signo en la oscuridad,
una caricia que se esparza
por los huesos de tu humanidad.
Tú que fuiste boca de todos mis deseos,
ojos negros, te escapas de mi mente y desde el umbral
caes por los renglones, precipicio del último momento
con un poco de irresistible sensibilidad.
"Al margen del delirio
el río siempre va y va
desde lo alto de algún grito
hasta la última serenidad."
Vuelve aquí, vuelve niña bonita
a la esquina de esta mal herida sin razón
donde una vez te quitaste la vida
con el viento de la poesía y el desamor...
Acá lo encontré, es tan hermoso y triste que duele.
ResponderEliminarSaludos