lunes, 29 de julio de 2013

El engaño - cuento corto

Cada dos mil años o cada cuatro días ocurre que una pareja se disuelve, el amor se escurre como un te que había sido encerrado en un saquito de papel fino, muy fino y delicado, al agua caliente, y aquí lo extraño del tiempo y de las palabras que se unen en frases circunstanciales para que el resultado se ajuste simplemente a una ecuación matemática. Ella había empezado a tratarse y él trataba de escaparse sin darse cuenta que permanentemente la encontraba como el resultado de cada paréntesis. 345600 pudieron ser los latidos o tal vez los fracasos y hasta los pensamientos que iban a dejar la solución de uno de los factores como la secuela de una pareja de críos expuesta al devenir de sus propios tiempos, ella, la nena, se iba a marchar de casa muy joven y no demasiado lejos, solo para no quemarse, solo para ver como un simple espectador de lujo como ese amor que había logrado formarla podía transformarse en rencores y pedido de cuentas. El pibe muy por el contrario soportaría casi sin darse cuenta y bajo su joven espalda las discusiones y toda la gama de situaciones que alguna vez le servirían para vengarse de la vida para cuando creciera..
El tiempo no se detuvo, nunca se detiene, tiene una sola dirección y es positiva, no se detuvo ni siquiera un instante para poder razonar o al menos para poner en ambos platillos de la balanza de la vida todo lo que se ganaba o todo lo que se perdía, verdades y mentiras, al someter la relación a los vaivenes del ¿como será aquello?, (a mi me gusta el helado de dulce de leche pero si a la noche me duele la cabeza y no puedo dormir y me queda una afonía de un mes trataría de tomar helado no tan seguido). la cuestión es que todo quedaba en manos de un extraño, un especialista totalmente desconocido al cual había que contarle hacia atrás todos los secretos guardados muy celosamente en algún rincón, en algún lugar recóndito de la memoria. ella miró los cuadros con los distintos diplomas entonces supo que trataba con tal o cual persona, él le hacía algunas preguntas en una voz muy suave y penetrante como para entrar en un climax que se prolongaba hacia la confianza, "él era el único capaz de cambiar las cosas" cuando en realidad las cosas solo cambiarían cuando en la pareja ambos hicieran las cosas que debieron hacer cada uno en su oportuno momento. El psicoanalista la llevó de a poco y en varias sesiones hacia atrás, hacia la infancia, desde el miedo hasta la ira pasando por varios momentos de vergüenza, ¿quienes habían sido sus padres?, ¿cuantos errores habían cometido?, los malos momentos siempre son los más recordados y cuando uno justamente quiere o piensa que ya fueron superados y dejados bien en el olvido viene un tipo al cual le pagamos para traerlos de nuevo al tiempo que viene. La cruel realidad era traer un trauma y tratar de superarlo con ejercicios de respiración como si una bocanada de aire mezclada con almizcle fuera a curar las heridas como un cicatricure del alma. El daño estaba hecho y solo quedaba la venganza para poder sentirse de muy mal a peor, infeliz pero satisfecha..


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